Decenvirato

El decenvirato fue una institución de la República romana, que tuvo lugar en el siglo V a. C. Se trata de una magistratura extraordinaria que dispone de poder consular, creada en el cuadro de la lucha entre patricios y plebeyos, y que reemplaza al colegio de cónsules.[1]​ Una vez acabada su misión, el segundo colegio de decenviros trató de mantenerse (ilegalmente) en el poder, pero la magistratura fue abolida, permitiendo la vuelta de los cónsules a la cabeza del Estado.

Los decenviros tenían funciones judiciales o religiosas; puntualmente en este último aspecto, con el sacerdote que interpretaba los libros de la sibila. En un principio, los decenviros ejercieron la autoridad suprema, los cónsules quedaron sujetos a ésta y como contrapartida se eliminó la figura de los tribunos de la plebe.

La misión de los decenviros era redactar nuevas leyes para regular las relaciones entre los ciudadanos, normativa que tomó cuerpo en la Ley de las XII Tablas. En los dos años que se mantuvo, fue ocupada por dos colegios sucesivos. El primero, formado por patricios, fue presidido por Apio Claudio Craso y las leyes que redactó fueron inscritas en diez tablas.

El segundo, formado por patricios y plebeyos, y con la misma presidencia, fue menos efectivo, pues su labor se limitó a dos tablas; además, estuvo lastrado por ambiciones personales, y al término del año de su gobierno sus componentes se negaron a dimitir, como era normativo. Finalmente, el decenvirato cayó y se volvió al sistema tradicional del doble consulado.

  1. Jean Rougé, Les institutions romaines: De la Rome royale à la Rome chrétienne. 1991, p.220

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